El pasado 15 de agosto, se llevó a cabo el primer encuentro del ciclo: «El Psicodrama y su transmisión. Comunidades afectivas que apuntan al presente». En esta oportunidad, se realizó una entrevista a Mónica Zuretti y Dalmiro Bustos, psicodramatistas de Argentina, quienes recordaron la experiencia de formación, en Beacon, Nueva York, junto a Zerka y Jacob Levy Moreno.
La entrevista fue dirigida por la uruguaya Carmen De Los Santos, actual presidenta del 13 Congreso Iberoamericano de Psicodrama. La consigna giró en torno a cómo se ha desarrollado la transmisión del Psicodrama en las comunidades afectivas. Participantes de toda Iberoamérica “tomaron lugar” en esta instancia preparatoria del 13 Congreso Iberoamericano de Psicodrama, a desarrollarse en Montevideo en mayo del 2021.

Dalmiro Bustos nació en La Plata, Argentina, es doctor en Psiquiatría, director de Psicodrama del Moreno Institute (1974). Profesor y miembro didacta de asociaciones. Codirector, junto con Elena Noceda, del Instituto de Psicodrama Moreno de Buenos Aires y San Pablo. Ha publicado numerosos libros que son referencia en la temática y ha trabajado en Latinoamérica y Europa en infinidad de actividades.

Mónica Zuretti desarrolla su actividad desde Buenos Aires, en el área de Posgrados de la Universidad de Buenos Aires y, además, es miembro de la Asociación Internacional de Psicoterapia de Grupo y Procesos Grupales (IAGP). Desde hace treinta años trabaja con el concepto de Sociopsicodrama en Latinoamérica y Europa.
Conversaciones
Mónica, al comenzar la entrevista, evocó la presencia de Moreno en Buenos Aires en la década de 1960, y contó cómo ha crecido el movimiento psicodramático. Dalmiro, por su parte, rememoró su propia búsqueda del arte en la infancia y la impresión de la magia del cine, que junto a la Medicina, son sus grandes pasiones. Recuerda encontrar en la Pediatría la emoción del arte de la vida: “descubrí que no hay nada más maravilloso que un bebé”. De ahí, derivó profesionalmente hacia la Psiquiatría y el Psicodrama, en el que descubrió, impactado, cómo le ha permitido “no seguir el camino de lo aprendido sino recrear en cada paso la belleza de la vida”.
Mónica llegó a Beacon de manera casi impensada, encontrando la unión de la Medicina y el arte, trabajando como pediatra, con grupos de madres. Descubrió, entonces, que las madres “dramatizando, se ayudaban entre ellas, y se enseñaban cómo dar de mamar, siendo esta una experiencia hermosa”.
En el Congreso de Psicodrama de 1969 en Buenos Aires, Mónica ofició de traductora de Moreno, y estableció vínculo con Jacob y Zerka, quienes le ofrecieron una beca para ir a Beacon, al Moreno Institute, en diciembre de ese mismo año. Trabajaban a la mañana y a la tarde en Psicodrama, y a la noche hablaban de teoría con Moreno, recordó Mónica.
Dalmiro, por su parte, iba cada tres meses a Beacon, siendo, en ese entonces, psicoanalista de grupo y docente universitario en Córdoba. Recuerda que Moreno le permitió “en su intención didáctica, romper con lo racional separado de lo afectivo”.
Mónica planteó cómo la experiencia permitía aflojarse y estar todos juntos, en distintos roles, destacando el valor del cuidado de la persona. Dalmiro, por su parte, evocó que se le daba importancia a la persona, más allá de sus conocimientos, “para aprender desde el propio desarrollo de la escena”.
Mónica también recordó la inmensa cultura de Moreno, y todo aquello que le aportaba, ella lo tomaba. Dalmiro se acordó de la posibilidad de romper con la formalidad y dar paso a lo espontáneo. Asimismo, planteó cómo, en esta comunidad afectiva del Psicodrama, todos hemos sido, en algún momento, muy importantes y continentadores para el otro, y cómo eso viene desde Zerka y Jacob.
Dalmiro contó que se le remueven muchas cosas, recordando, por ejemplo, cómo en Moreno, cada párrafo escrito, es un libro. Mónica sugirió que el Psicodrama trabaja como la homeopatía, bajo el principio de la cura por lo semejante.
Un día en Beacon

Dalmiro dijo que después del desayuno iban al teatro, que dirigía Zerka. Trabajando la técnica del doble —con Zerka—, hicieron toda la jornada un doble, «nunca voy a olvidar lo que significó esa experiencia, ella siendo el doble mío y yo el de ella… eran momentos muy mágicos, muy profundos».
Mónica evocó el ojo clínico agudo de Moreno, que posibilitaba se rompieran «todos los conceptos arraigados, pudiéndose mirar muchísimas cosas desde otro lado, a medida que ibas trabajando».
Ursula Hauser, una de las participantes de la actividad, recordó “el valor de la autenticidad” en Zerka, cómo ella podía tener “una fuerte conmoción en el momento de dirigir, pudiendo ser mujer auténticamente».
Al finalizar, Dalmiro comentó una imagen de lo que el Psicodrama posibilita: «abrir la represión, mostrar la emoción, para usar el potencial bloqueado que representa la educación y la cultura, y como eso es profundamente sanador».
Continuará